lunes, 13 de diciembre de 2010

Amienemig@s

   Una de mis amigas me dijo una vez que si no salía a la noche (de fiesta) no iba a conocer a nadie y que cuando todas ellas tuvieran novi@, a mi me entrarían ganas de salir y ya no tendría con quién. A esto hay que añadirle que si no salía de fiesta era porque me aburría o porque no me gustaba el plan que tenían; pero terminé por creerme su versión y llegué a pensar que la única forma que tenía de conocer gente era a la noche.

Ahora, después de 3 o 4 meses, me doy cuenta de que eso es mentira, de que la mejor gente no se conoce de fiesta y que lo importante es aprender a relacionarse en diferentes ámbitos.
Pero durante todo ese tiempo estuve pensando en lo que me dijo y en lo fácil que es condicionar a alguien dando simplemente tu opinión con tono enfadado o incluso seguro.

Cuando pides opinión a tus amig@s lo haces pensando que esa es su forma de ser y de ver las cosas pero que no va a afectarte en la tuya; y es cierto que en un principio no lo hace, pero a la larga, cuando vas tomando decisiones, te vas acordando de esos consejos que te daba una y lo que te recomendaba la otra. Supongo que eso sucede a todo el mundo y que cuando somos nosotros los influyentes, lo hacemos sin darnos cuenta.

Pero ¿qué pasa cuando lo que te dicen lo dicen a posta, intentando cambiar así tu forma de ver las cosas y de vivir la vida? Puede que esto no sea más que una forma más directa de controlar a la otra persona, pero si esto es así ¿interesa tener en tu vida a alguien que te malinfluye tanto?

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